¿Qué hacer ante la depresión de niños y jóvenes, como consecuencia de la Pandemia por Covid-19?

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Por Arturo Conde Pérez, Presidente del Colegio Nacional de Consejeros.

Ya llevamos 14 meses de vivir en la incertidumbre, de vivir en la tristeza y el asombro de haber perdido familiares, amigos, compañeros de trabajo, conocidos o simplemente de enterarnos que el Covid-19 es un enemigo que “no da cuartel” y cambia de estrategia en todo momento.
Han sido meses muy difíciles en los que la estructura personal, familiar y económica se ha tambaleado, por múltiples causas. La pérdida de trabajos, el cierre diario de negocios y el incremento de los índices de pobreza y delincuencia, como una dupla maldita, se hacen presente en noticieros, pláticas de café y pláticas de sobremesa en muchos hogares.
Pero es precisamente esto último lo que preocupa y ha sido motivo de “encender los focos rojos” en el Colegio Nacional de Consejeros, ya que el ambiente que se vive al interior del entorno familiar y en general en la sociedad, ha generado una situación generalizada de estrés y depresión que ha venido desgastando lentamente a muchos, pero preocupa el caso de los niños y jóvenes.
Hoy más que nunca es necesario prestar atención a los menores y tener información necesaria para detectar cambios de conducta “anormales” entre los pequeños.
Es importante mantener los “canales de comunicación” entre padres e hijos abiertos y constantemente solicitarles información sobre cómo se sienten. Es difícil que un niño pueda expresar claramente sus sentimientos, cuando ni él mismo los entiende; sin embargo, hay que observar su comportamiento para tratar de advertir cualquier cambio inusual en su conducta. No obstante, los jóvenes tienen más facilidad de comunicar su disgusto o inquietud ante la situación, sin embargo es muy común que la comunicación no fluya o incluso escondan sus sentimientos por múltiples causas, por lo que también es necesario estar al pendiente de cualquier cambio en los patrones de conducta que normalmente manifiesta dentro del hogar.
Ahora bien, ¿cómo identificar señales de estrés entre los menores?, desgraciadamente no existe un patrón conductual que podamos registrar y dar seguimiento; las señales de que algo anda mal suelen no ser las mismas para todos los niños o adolescentes. Sin embargo, para el caso de los más pequeños, es común observar retrocesos en su comportamiento, irritabilidad, mayor llanto y cambios en sus patrones de sueño, cambios en su digestión, se observa más retraído y se muestra más berrinchudo por mencionar algunos.

En el caso de los niños más grandes y adolescentes pueden manifestar cambios muy claros en su comportamiento, como lo es el alejarse de las personas con las que normalmente convivían y más aun si se trataba de una personalidad extrovertida, a la que ahora ya no le gusta llamar o contactar a sus amigos. Otro claro indicador de que algo anda mal en los niños más grandes y adolescentes, es la pérdida de interés repentino en actividades que antes disfrutaba y las alteraciones del sueño también son indicador claro de que se puede estar entrando en un cuadro de depresión con consecuencias que pueden llegar a ser extremas.
Es común también que un joven que está transitando por un estado de depresión, manifieste cambios muy evidentes en su aspecto físico, en sus horarios de sueño, los cuales pueden ser de muchas horas o por el contrario, escasos minutos o incluso puede hacer comentarios fuera de lugar, alusivos a la muerte.

Ante una situación de este tipo es importante contactar al pediatra para el caso de los menores o al Médico especialista en el caso de los mayores; sin embargo, detectar depresión en niños y jóvenes no siempre es sencillo y más cuando el adulto en casa también tiene problemáticas similares.
En el CONACON estamos trabajando en diversas vertientes, para hacerle frente a esta “pandemia alterna” que ya empieza a afectar a la población, me refiero a la depresión en los menores de edad y jóvenes.
Estamos preparando más cursos y diplomados, así como incorporando algunas temáticas a los planes de estudios de la carrera de Técnico Superior Universitario en Consejería y Educador en estrategias de prevención de Conductas Antisociales, que ofrece la Universidad del Conde, para poder brindar las herramientas necesarias a todos los consejeros y terapeutas que también se encuentran atendiendo y acompañando a los pacientes con estas problemáticas. No obstante, volvemos a hacer espacial hincapié en la utilidad de que dicha carrera la cursen también profesionistas que tienen contacto con estos grupos de población, así como los mismos padres de familia, para que puedan detectar a tiempo situaciones como la que hemos descrito, así como prevenir conductas antisociales que puedan derivar más tarde en la comisión de delitos.

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“Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no necesariamente representan la opinión de la CONACON.ORG”.

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